2017/01/18

Verdaderas Promesas


Al anochecer de aquel mismo día, Jesús dijo a sus discípulos: vamos al otro lado del lago. En esto se desato una tormenta, con un viento tan fuerte que las olas caían sobre la barca, de modo que se llenaba de agua. Pero Jesús se había dormido en la parte de atrás, apoyado sobre un cabezal. Entonces lo despertaron y le dijeron: ¡Maestro! ¿No te importa que nos estamos hundiendo? Jesús se levanto y dio una orden al viento, y dijo al mar: ¡Silencio! ¡Quédate quieto! El viento se calmo, y todo quedo completamente tranquilo. Después dijo Jesús a los discípulos: ¿Por que están asustados? ¿Todavía no tienen fe? (Marcos 4:35-40)

Saludos. Es inevitable que, aun siendo cristianos, en nuestra naturaleza humana, ya sea por necesidad, ignorancia, o terquedad, caigamos en la tentación de creer en hombres, de creer en <<Promesas que no se cumplen>>. 

Pero nada nuevo o extraño en este tipo de actitudes; así ha sido desde siempre, aun los propios discípulos no entendían a su Maestro, pero le seguían y obedecían ciegamente porque sabían que era el Mesías, el Hijo de Dios. 

Hoy, dicen seguirlo; pero realmente no es así, siguen al que mejor les lance promesas que ni se cumplen, ni son gratis.

Lo que aun, después de mucho tiempo no logro entender es: ¿Si leen las escrituras, por que no la entienden? Las misma biblia me da una pista:

"¡Sigan ustedes siendo estúpidos! ¡Sigan siendo ciegos y sin ver nada! ¡Sigan tambaleándose como borrachos, aunque no hayan tomado bebidas embriagantes! El Señor me dijo:'Este pueblo me sirve de palabra y me honra con la boca, pero su corazón esta lejos de mi, y el culto que me rinde son cosas inventadas por los hombres y aprendidas de memoria." (Isaias 29:9 y 13)

También encontré una posible respuesta en: "El Propósito de las Parábolas." (Mateo 13:10-17Marcos 4:10-12Lucas 8:9-10, Concordancias en Deuteronomio 29:29, Mateo 11:27)

Hagamos un breve discernimiento sobre el pasaje en que, nuestro Señor Jesucristo calma la tormenta, y que es la cita con la que inicie esta publicación.

Fue el Señor quien dio la orden de pasar al otro lado del lago. Los discípulos se encontraban plenamente inmersos dentro de la voluntad de Dios: acababan de terminar una conferencia sobre el Reino de Dios con el mismo Señor Jesucristo como Maestro, y ahora se disponían a cruzar el mar de Galilea siguiendo sus indicaciones y fue en ese contexto de obediencia a Cristo cuando tuvo lugar la tempestad.

La situación refleja lo que ocurre en la vida del creyente con mucha frecuencia: tiempos de bonanza, y de paz espiritual en la presencia del Señor son alternados con periodos de prueba; y como vemos en este pasaje bíblico, todo esto es preparado y dirigido por el mismo Señor Jesucristo.

Podemos estar seguros de que Cristo sabia que sobrevendría una gran tormenta, aun así, les hizo cruzar el mar en ese momento. ¿Por que lo hizo? Porque las situaciones practicas son la única forma adecuada de completar la enseñanza teórica. Podemos estar seguros, de que el Señor creía que ellos estaban preparados para enfrentar una situación así. El nunca nos colocaría en una situación para la que sabe que no estamos preparados y nunca nos dejará solos para salir de ella.


Es interesante observar que durante la tempestad, Jesús estaba profundamente dormido en la barca. De este detalle debemos aprender dos cosas:

1. La humanidad de Jesús. Después de los grandes esfuerzos de esos días, estaba agotado, necesitado de sueño y descanso.

2. Su confianza en el Padre. Su sueño tranquilo en medio del mar agitado nos da a entender su plena confianza en Dios su Padre, seguro de que nunca puede fallar.

Cuando la tormenta se desencadeno con toda su furia, aquellos hombres debieron angustiarse, se sentían en serio peligro de morir ahogados. Cuatro de los apóstoles que iban en esa barca eran pescadores que conocían muy bien el mar de Galilea y sus tormentas. Esto nos enseña varias cosas:

1. El Señor puso a prueba su fe en el ámbito de su vida cotidiana.

2. Las tribulaciones y pruebas de la vida nos muestran nuestra incapacidad aun en aquello que pensamos "dominar" bien.

3. Estas situaciones nos quitan el orgullo y la autosuficiencia y sirven para acercarnos a Dios.

Algunas veces los cristianos, cuando atravesamos por situaciones difíciles, caemos en la tentación de pensar de que Dios no se interesa por nuestras causas y que no contesta nuestras oraciones(1 Reyes 18:27), olvidando así las palabras del Apóstol Pedro, mucho después de este incidente:"Echando toda vuestra ansiedad sobre El, porque El tiene cuidado de vosotros."(1 Pedro 5:7)

¿Por que estáis así asustados? ¿Como no tenéis fe? Una pregunta extraña para unos hombres que estaban a punto de perder sus propias vidas. ¿Como no iban a estar atemorizados? El mayor peligro no era el viento ni las olas sino la incredulidad de los discípulos. Y así el Señor indico algo que ocurre con mucha frecuencia: nuestros mayores problemas están en nosotros, no en nuestro entorno.

El Señor esperaba que con tantas demostraciones de poder que habían visto de parte de El, ya debían haber sabido que el barco donde iba el Maestro no podía hundirse. El Señor había dicho al comenzar la travesía: "Pasemos al otro lado." Estas palabras debieron ser suficiente garantía para ellos.

Lo anterior nos enseña que, pase lo que pase, si dejamos que El Señor se monte en nuestra barca, nos llevara a puerto seguro.

El problema es que se dejaron llevar por sus sentimientos y emociones en lugar de la palabra del Señor(algo frecuente en el cristianismo de hoy en día).

En este breve análisis, tenemos una lección muy importante que aprender: el hecho de estar andando fielmente en los caminos del Señor no nos librará de atravesar por las tormentas y tempestades de la vida. El Señor no promete continuos tiempos de bonanza a los suyos, ni que seamos librados siempre de experiencias amargas o de peligro.

Pero de lo que si podemos estar seguros en estas circunstancias, es de dos cosas:

1. Que el Señor estará con nosotros durante todo el camino.

2. Que nada podrá impedir que lleguemos "al otro lado."

¡Esta si es una Promesa Verdadera!

Referencias: EscuelaBiblica.com

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